Es el año 1603 y Shakespeare ensaya “La tragedia de Macbeth” por encargo de Isabel l, pero la enfermedad y muerte de la reina frustra los planes. Jacobo l de Inglaterra asume en su reemplazo. Shakespeare parlamenta con Jacobo y lo pone al tanto del inminente estreno de la pieza. Pero Jacobo le exige a Shakespeare reescribir la historia. El dramaturgo se niega, pero los consejos de su compañía lo hacen recapacitar y decide aceptar reescribir “La tragedia de Macbeth”, estrenándola con éxito en 1606.
Sin embargo, Shakespeare no olvida la humillación sufrida y guarda celosamente el manuscrito esperando que alguna vez se revele la verdadera historia de Macbeth. Sin explicar cómo ni en qué circunstancias el manuscrito ha llegado a manos de la compañía de teatro CIT con algunas de sus partes ilegibles por causa del deterioro del tiempo y otras que se han perdido para siempre. Salvo esas dolidas partes ausentes, que habrán de ser falseadas por dicho colectivo, el resto es la verdadera tragedia del rey Macbeth.