¿Quiénes son?
La trama de la obra se centra en el diálogo que mantienen dos personajes en una aparente plaza que queda afuera de un colegio de niñas. Ambos sujetos se encuentran vestidos con impermeables y aparentemente desnudos debajo de dicha vestimenta, lo que se los permite identificar en una primera lectura como exhibicionistas. Al encontrarse ambos logran establecer un diálogo, en el que se preguntan constantemente el uno al otro ¿Quiénes son? Esto provoca la primera tensión dramática y la presentación de una de las tantas problemáticas que como público se intenta dilucidar ¿Cuál es la identidad de cada uno de estos sujetos?
En el transcurso de la obra se pueden identificar ciertas pistas que permiten captar algunos rasgos de estos dos personajes. Primero, se puede establecer que son dos sujetos marginales que se encuentran totalmente aislados de los grupos de poder y en un constante miedo de “reencontrarse” con “ellos”. En este punto aparece la segunda problemática ¿Quiénes son “ellos” y qué tipo de relación se establece con los sujetos de la obra?
Para ir en orden, el perfil que mantienen estos dos personajes, que se identifican cada uno como Carlos, haciendo alusión a Carlos Marx, y el otro que se reconoce como Sigmund Freud; representan simbólicamente los dos grandes relatos del siglo XIX, el comunismo, y por otro lado, el psicoanálisis. Estas identidades asumidas, que son parte de un juego innumerable de simulacros y fingidas identidades, dan a entender que son muchos personajes al mismo tiempo: vendedores ambulantes, cuidadores de autos, entre otros personajes “caricaturescos”, y que lo podrían estar haciendo para esconder su verdadera identidad, puesto que hasta el final de la obra no queda claro quiénes son y qué pretenden.
Se había mencionado un primer acercamiento a la identidad de estos sujetos, que sería el nombre con el que se identifican, Carlos y Sigmund Freud. Nombres simbólicos que representan dos metarrelatos. Al ser estos sujetos marginales, se puede relacionar con la caída de los metarrelatos y la muerte de las ideas, ya que nadie cree en ellos ni en las ideas por encontrarse en la calle y ambos además, con una neurosis indiscutible. Por esto, Sigmund le pide a Carlos que retome su discurso, aludiendo y criticando a la sociedad contemporánea que no cree en nada, por hallarse en una sociedad apocalíptica en medio de guerras y dictaduras.
En esta neurosis, mencionada anteriormente, que aparentemente es la que desencadena el acto violento del desenlace, los sujetos identifican dos causas distintas. Carlos, con su discurso social y revolucionario, identifica la causa de la neurosis con el desarrollo social de la historia que provoca injusticias, y por otro lado, Freud plantea que la neurosis nace producto de la historia sexual de cada uno, es decir, por la represiones sexuales que cada uno se somete. Manifestando que además, vivimos en una sociedad en la que todos somos neuróticos, al decir: “Neurosis tenemos todos”.
Cabe destacar la segunda problemática planteada. Se dijo con anterioridad que las temáticas abordadas corresponden a la identidad Latinoamericana y las relaciones de poder que se establecen entre los diversos grupos sociales, entonces cabe preguntarse ¿Quiénes son “ellos”? Pronombre utilizado constantemente por los sujetos al referirse a un aparente grupo de poder. Cada vez que dialogan y se preguntan por “ellos” lo hacen con temor, tal como se manifiesta en la siguiente cita cuando Sigmund le pregunta a Carlos: “(Lo mira asustado)… ¿O acaso usted es uno de ellos?” (De la Parra 7). Al parecer estos dos sujetos fueron detenidos y torturados por un Evaristo Romero, quien realizaba torturas de carácter sexual. Posiblemente tiene relación con el torturador de la DINA Osvaldo Romo, conocido por sus torturas de carácter sexual durante la dictadura militar. En este punto se tiene la primera alusión a la dictadura militar ocurrida en Chile, esta relación se puede establecer, ya que la obra fue escrita en 1984.
Luego de identificar a estos dos sujetos como detenidos y torturados, se precisa un desplazamiento, ya que además manifiestan que terminan siendo partícipes de las torturas. Sigmund interpreta los sueños y colabora con los interrogatorios a los presos y, por otro lado, Carlos descifra las cartas y entrega información a este grupo de poder.
Finalmente, se puede concluir que la obra “La secreta obscenidad de cada día”, desarrolla temáticas que forjan la identidad Latinoamericana. En primer lugar, las relaciones de poder que se pueden establecer entre sujetos marginales y grupos de poder político-social, y cómo estas relaciones van forjando las identidades individuales.
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